16 de diciembre de 2014

El triunfo de la vida (I)

Era una tarde de primavera, llena de vida y color. Resplandecía el sol y se oían los pájaros en los jardines que rodeaban aquel pueblo en el que vivía Casandra, una muchacha de familia humilde. Casandra era guapa, alegre y le gustaba mucho leer. Su cara se iluminaba de alegría cuando veía a sus amigas del pueblo bajar a la ciudad. Casandra tenía dieciséis años, joven y feliz, y le gustaba ir a la biblioteca en busca de historias “de la vida”, sobre todo de amor. 

Sin embargo, entre esa juventud y esa felicidad, Casandra se sentía triste por dentro, sentía algo que no le dejaba ser feliz plenamente: el mundo a su alrededor no era como ella deseaba. Se decía a sí misma que en la vida siempre hay problemas que frenan nuestra felicidad. Pero Casandra era una chica fuerte y capaz para enfrentarse a lo que le pudiera venir encima.

Un día Casandra fue a la ciudad con su amiga Mariana, a la que quería mucho. Mariana pertenecía a una familia adinerada, mientras que los padres de Casandra eran pobres.

- Hoy voy a comprarme un vestido nuevo y unos zapatos de tacón de salón a juego para mi cumpleaños, porque dentro de cuatro días cumpliré diecisiete años, - confesó Mariana.

- Te felicito, Mariana, y me alegro mucho –respondió sonriendo Casandra.

Al día siguiente, mientras Casandra ayudaba a su madre en las tareas del hogar, llamaron a la puerta de la casa. Casandra abrió y recibió una invitación para asistir al cumpleaños de Mariana. Casandra fue corriendo a enseñársela a su madre.

- Mamá, recibí una invitación de mi amiga Mariana para su cumpleaños, que se celebrará al viernes-. Su madre era comprensiva y buena consejera, siempre quería lo mejor para ella, y se alegró mucho por su hija.

A Casandra le brillaban los ojos de alegría, estaba entusiasmada, pero de pronto se dio cuenta de que no sabía qué regalar a su amiga.

- ¿Ya cambió el brillo de tu cara? –notó su madre mirándola a los ojos. - ¿Qué pasa, Casandra? ¿Por qué te has puesto triste? Siempre te digo lo mismo: sonríe y vive la vida.
- Me entristece no tener ningún regalo que ofrecerle a Mariana. Tenía unos ahorros, pero los gasté en unos libros de amores-, contestó Casandra.

- No te preocupes, hija. Acompáñame a mi habitación; tengo algo que le puede gustar a tu amiga.

Casandra acompañó a su madre hasta un viejo armario en el que guardaba recuerdos de su juventud. Había telas de encaje y muchos sobres. Casandra se acercó curiosa y abrió uno de ellos. Lo que vio dentro fue otro sobre coloreado y rodeado con unos lazos rojos que sostenían un broche de perlas. Era un sobre de tal belleza que apenas podía resistir su deseo de abrirlo.



 - ¡Oh, qué sobre más bonito! ¿Qué llevará dentro? Seguro que es algo que significa mucho para ti.

- Sí, hija. Un día te diré qué significa para mí, pero ahora debemos elegir un regalo para tu amiga. Aquí hay algunas joyas y perlas de bisutería. Son bonitas, y pueden gustarle a Mariana.

- Me parece buena idea. A ella le encantan las joyas. Seguro que se pondrá contenta.

Casandra escogió la joya más brillante para su amiga, pero no dejaba de pensar en aquel sobre tan hermoso. 

(Continuará)
  
Asmae Bouzarioh Lahbib

Grupo 1º BAC